martes, 26 de abril de 2016

¡Volví! (Aunque a nadie le importe)



Ha pasado tanto tiempo, que ya casi ni lo siento” dice una canción del Bahiano. Bueno, yo sí lo siento, siento el tremendo faltazo que me pegué. Desde enero ni una miserable publicación y no me extrañaría que nadie lea esto porque coño, ¿quién me va a esperar tanto? Ahora entiendo porqué no tengo novio, porque soy muy leeeeenta y tardo muuuucho para todo.

En fin, el tema es que volví y les voy a comentar mis novedades (aunque también sé que no les importa).
Desde enero a hoy no hice mucho, pero un par de cosas ocuparon mi tiempo para que no leyera libros o para que lo hiciera de un modo esporádico y por lo tanto, no tuviera nada de material para poner aquí (ni ganas…)
Bien, el primer punto es que estudié bastante aunque la fiaca ganó y no me presenté a los exámenes porque ya saben, fiaca. Y hacía calor y todo era horrible. El segundo punto es que me fui de vacaciones a la Patagonia y con esto reafirmo lo que alguna vez dije: ES EL LUGAR MÁS BELLO DEL MUNDO.
Concretamente anduve por el Glaciar Perito Moreno y por El Calafate. Próximamente haré un post sobre este lugar y sobre el libro que me traje de allí. Y por supuesto, habrá fotos. Podría ponerlas acá, pero tendría que elegir unas pocas y quiero poner unas cuantas porque YA LES DIJE QUE ES BELLO .Y NO, NO VOY A PARAR DE GRITAR *se la lleva la policía*



Ejem, bueno, acá el comisario me prestó una compu y puedo seguir escribiendo. Ahora continuaré comentándoles cosas que hice durante esta ausencia tan prolongada.
Los que no son de Argentina no sabrán, pero los demás sí. Este último verano fue un horror. El mismo infierno. Un calor agobiante, un sol quemador, un aire caliente como absolutamente TODO. Bien, mientras todos pasaban sus días en la Pelopincho (pileta de lona, para los que no saben),  yo tejía. Sí, tejía. Tejía y sudaba. Por eso quizás, mi verano fue más caliente que el verano de los demás. El tejido tenía una causa y es esta:



Bueno, lo que tienen ahí es una página de facebook que hice. ¿Por qué? La respuesta es que estaba llena de impotencia. Ahora ya nadie está dando mucha bola al tema, aunque sigue pasando, pero en su momento, todo el mundo miraba a los refugiados, básicamente por el nene muerto que encontraron en la playa. Yo ya sabía de la problemática y sé muy bien, como quizás sabrán todos, que con decir “pobrecito” no se soluciona nada. Entonces puse manos a la obra. Sabía que en Europa y también en Siria, había un invierno terrible, que así como acá hacía calor, allá se nevaba todo. Y los refugiados llegaban en balsas, mojados, a vivir en carpas. Sin nada. Así que me puse  a tejer bufandas. Por supuesto, es algo tan inútil como el “pobrecito” que mucha gente decía, pero por lo menos hacía algo. Uno quisiera ser el presidente del mundo y parar tal atrocidad, o ser millonario y ¡qué tejer! comprar cientos de bufandas y regalárselas. Pero yo, como seguro también ustedes, somos gente común y no tenemos tal poder. Así que empecé mi campaña de tejido. Por suerte se me unieron dos chicas más y logramos bastantes cositas.



Más tierno...


Lo complicado era cómo mandar las cosas. Tipo, nadie dice “Me voy de vacaciones a Siria” y vos lo conocés y le decís “Che, llevame esto”. Así que logré comunicación con una asociación española, con una sede en Siria, que con un camioncito repartía las cosas en pueblos totalmente incomunicados. Los tipos muy piolas, me dijeron “Manda por correo”. Claro, por supuesto. 600 PESOS EL ENVÍO DE UN PAQUETITO. Iba a ser algo más que un paquetito, así que de 1200 para arriba. Para los que no son de Argentina, 1200 pesos para una estudiante universitaria que tiene una beca (que ni sé todavía si este año me la otorgarán) es una fucking fortuna. Empecé a contactar a Dios y a María Santísima a ver si alguien por ahí, por esas casualidades, viajaba a España y me hacía el favor de llevar las cosas. El resultado fue nulo. Así que empecé juntar las moneditas:

Éramos tan pobres




Hasta que un día, alguien me mandó un mensajito por facebook. Ana. Y tenía que llamarse Ana para ser buena. Ana vive en Hungría pero es de Pergamino (algo cerca de donde yo vivo). Me dijo que ella conocía una chica de Pergamino que viajaba a España en una semana y que estaba dispuesta a llevar las donaciones. Así que gracias a Ana, contacté a Marisa. A ella le envié por correo una gran caja (el correo a Pergamino sale mil veces más barato que a España). Y Marisa se llevó las cosas. Después contactó a otra piba que vive en Madrid para que alcanzara las cosas hasta la asociación, porque ella no conocía nada de la ciudad.
Aquí las fotos de cuando las cosas llegaron:




Hoy seguro que mis bufandas y los gorros que tejieron las dos grandes chicas que me ayudaron, estarán en Siria o mejor, en Lesbos, que es adonde hace poco partió un contenedor lleno de donaciones.
No sé, creo que es uno de los grandes logros de mi vida. Porque era una locura y nadie me dio pelota (ni siquiera mi madre. Que tu madre no te apoye y que te crea loca, ya es lo peor), y sin embargo lo logré y es una caricia al alma saber que quizás una de las bufandas que tejí con el sudor de mi frente (literal) esté abrigando a un nene o nena.
Y bueno, eso es más que nada lo que quería contarles. No sean malitos y denle “Me gusta” a la página.
Y ahora me despido, pronto les comentaré más novedades ya que tengo otro proyecto con referencia  a Siria. Y como comenté una vez, no sé dónde: ya sé que cerca mio hay gente que sufre, y yo también los ayudo. Pero los refugiados están peor, infinitamente peor, y sólo porque estamos lejos o no nos toca directamente, no hay que hacer la vista gorda.

Bye, bye, fellas!

lunes, 11 de enero de 2016

Book Tag: "Libros Perfumados"



¡Buena semana para todos! Primero que nada, agradezco a quienes me comentaron en la entrada anterior, después de tanto tiempo sin venir acá, recibir comentarios me pareció no sé…¡emocionante!
Es por eso que, pensando en “nada” se me ocurrió hacer un book tag. Nunca hice ninguno, solamente los completé, pero nunca armé o inventé uno.
Desde hace un tiempo me puse muy loca por los perfumes. En realidad siempre me gustaron, pero se me ha dado por investigar más acerca de ellos, ver qué composiciones tienen, ver una marca y saber más o menos que “estilo” de fragancia tendrán, o hacia qué tipo de personalidad están dirigidos…Por eso se me ocurrió hacer un book tag que junte ambas cosas. Por supuesto, ningún perfume superará al que amamos los lectores: el olor a libro nuevo (Aunque diseñaron un perfume con ese olor, no tuve oportunidad de ver cómo era, pero dudo que se le parezca, y sobre todo, nos dé esa agradable sensación de tener un libro nuevo en las manos).
Es muy fácil este tag, sólo eligen el libro que más vaya con el tipo de perfume descripto. Ustedes eligen qué perfume y qué libro ponen. No es necesario que sean perfumes importados, todos sabemos cómo es la situación del país y que no todos tenemos la posibilidad de oler y mucho menos comprar uno, pero sin embargo, es casi seguro que tengamos uno aunque sea bien baratito en casa, y que sepamos más o menos cómo huelen los de los demás. Estaría bueno que también lo hicieran los hombres, no sé nada de perfumes para hombre y seguro que hay infinitas variedades.
¡Empecemos!

*Un perfume y libro para jóvenes pero que parece adulto:


“Anais Anais” de Cacharel y “Mujercitas” de Louise May Alcott.
El perfume nunca me gustó, parece para jóvenes por sus colores rosadito y porque suelen regalárselo a las chicas, pero para mí, huele como amargo, como a algo nada que ver con jóvenes.
El libro, por el contrario, me gusta mucho (hablo de la versión íntegra y original, no el sinfín de adaptaciones). Es sobre y para jóvenes, y sin embargo tiene mucho para la vida adulta, aunque en algunas cosas estoy en desacuerdo.

*Un perfume y un libro pesados:


“Flower” de Kenzo y “Dispara, yo ya estoy muerto” de Julia Navarro.
El perfume me parece híper pesado, tanto recién puesto como habiendo pasado treinta horas. Lo tuvo mi madre y cada vez que se lo ponía me descomponía. No va para nada conmigo.
El libro lo empecé a leer por la tremenda cantidad de buenas opiniones que tenía, y porque la historia parecía prometedora. Lo empecé, me pareció pesado, pasaron cien páginas, seguía pesado, sin despegar nunca, o no pasaba nada o pasaba demasiado rápido. Pasaron doscientas páginas y la cosa seguía igual. Llegué a las doscientas cincuenta creo, tuve que dejarlo por otros motivos y nunca más lo retomé.

*Un perfume y un libro que generen felicidad:


“Very Irresistible” de Givenchy, y “Crónicas del Ángel Gris”, de Alejandro Dolina.
El perfume es mi preferido. En realidad tendría que identificarlo con “Lolita”, ya que la primera vez que lo olí, me recordó a Nabokov diciendo que Lolita olía a “sudor y margaritas estrujadas”. Bueno, el perfume no huele a sudor (es más bien para taparlo), pero sí a margaritas estrujadas. Y fresias, y rosas, y demás flores que me gustan. Me da felicidad.
El libro es como el perfume, sencillo, que me remonta a los días simples en los que lo descubrí.

*Un perfume y un libro que despierten sensualidad:


“Lady Million”, de Paco Rabanne, y “Lobas de Mar”, de Zoé Valdés.
El perfume es exuberante, de esos que te los ponés y te sentís toda poderosa y sexy. Me gusta, pero no para todos los días, ni para todas las ocasiones.
El libro trata, justamente, de mujeres poderosas, piratas, que hacen y deshacen y tienen grandes decisiones sobre sus vidas. Y además, hay amor entre ellas.

*Un perfume y un libro que sean frescos:


“Tommy Girl”, de Tommy Hilfiger, y “El Nombre del Viento”, de Patrick Rothfuss.
El perfume es fresquísimo, te hace sentir en la playa por más que sea pleno invierno. Me gusta mucho, transmite alegría.
El libro, pese a que tiene mucha acción, tristeza, cosas malas que suceden, está contado por su protagonista, pero está tan bien contado, que lo hace un libro fresco, es como un oasis. El secreto está en el modo de decir del protagonista.

*Un perfume y un libro que sean serios:


“J’adore” de Dior, y “El Último Don”, de Mario Puzo.
El perfume me gusta, pero es otro de los que no se usan todos los días. Es serio, nada “desparramado”, o sea, no es de esos que te subís al colectivo y todos te lo sienten, sino que sería un perfume recatado, digamos que para una entrevista de trabajo.
El libro también lo es, está correctamente redactado y no van a encontrar en él ni una sola situación cómica, todos tienen todo fríamente calculado.
Ojo, tanto el perfume como el libro no son feos, sino que son, simplemente, serios.

*Un perfume y un libro que den ternura:


“Amor”, de Paula Cahen D’Anvers, y “Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea”, de Annabel Pitcher.

El perfume me encanta, es todo tierno porque tiene flores tiernas como el jazmín o las rosas, me da sensación de niñez.
El libro es sobre un niño y está contado por él, y si bien cuenta cosas terribles, su perspectiva despierta mucha ternura.

*Un perfume y un libro que sean cómicos:


“Light Blue”, de Dolce & Gabanna, y “Sin noticias de Gurb”, de Eduardo Mendoza.

El perfume no es que dé risa, o sea, no te lo ponés y te empezás a revolcar de las carcajadas (vamos, no está hecho de marihuana). Sólo que, como Tommy Girl, es fresco, y da una sensación buena, y activa.
El libro es, simplemente, maravilloso. Corto, estrafalario, y lleno de risas.


*Un perfume y un libro que tengan mucha acción:


“212 VIP” de Carolina Herrera, y “El último deseo”, de Andrzej Sapkowsky.

El perfume no me gusta porque no va conmigo, pero las publicidades lo presentan como un perfume con mucha acción, fiesta, gente, cosas locas.
El libro, perteneciente a la saga del brujo Geralt de Rivia, chorrea acción, hay espadas, monstruos de todo tipo y también situaciones cómicas, de fiesta, de soledad, de filosofía, etc.


Bueno, hasta aquí el book tag, espero que no les resulte demasiado largo, es que hay muchas categorías de libros y muchos perfumes. Si lo desean hacer, ¡no olviden mencionar a este blog!
¡Gracias por leer, comentar, y ahora, participar!






sábado, 2 de enero de 2016

Iniciativa Blogueros Filosóficos




Después de tanto tiempo, ¡he regresado! Mucha agua ha corrido bajo el puente desde la última entrada que dejé por aquí, pero no olvidé a este blog que quiero tanto. Hoy, ya con vacaciones y estrenando un nuevo año, regreso. No prometo que haya entradas diarias, ni siquiera semanales, pero estaré presente, tanto aquí como en sus blogs.
Para comenzar el 2016, les traigo una interesante iniciativa creada por dos blogueras muy conocidas, Aylu y Pupii. La iniciativa se llama “Blogueros filosóficos” y confieso que cuando Aylu me invitó a participar mediante una mención en twitter (de paso, síganme @PrincesaBeatle), me emocioné mucho. Me parece una más que interesante propuesta, porque se trata, nada más y nada menos que de filosofar. ¿El tema? Lógicamente, a elección del filósofo. Y digo filósofo porque todos, en mayor o menor medida, lo somos. Siempre tenemos nuestros momentos de divagues y de pensamientos que nos llevan hacia lugares agradables o no, acompañados, seguramente, por una gran pregunta: ¿Por qué? Y a partir de eso, vamos y vamos caminado por unos minutos en esos pensamientos que sin proponérnoslo, son filosofía.
Así que aquí les traigo mi divague. Al final, tienen la invitación para pasarse por el blog de Aylu y participar ustedes también.

El tema elegido es…¿Por qué escribimos?
Ok, no todos lo hacen pero quienes lo hacemos, ¿por qué lo hacemos? Pueden ser muchas las respuestas, pero creo que fundamentalmente hay dos: una, porque nos gusta, dos, porque nos gusta hacer que quienes nos lean pasen un buen momento.
Escribir es un acto que considero como liberación. Puede suceder que por meses esa liberación no se necesite, o no haya tiempo para ella. Sin embargo está ahí, latente, y un día sale, queramos o no. Y uno suelta cosas. Así estemos escribiendo una receta de cocina, algo nuestro sale y queda ahí, en un papel, en un archivo, en un blog. Y queda para otras personas que nos leen, o para nuestros yo del futuro, que lo leerán y se horrorizarán o dirán “pero qué bien escribía”.
Escribir es quizás uno de las mejores invenciones del hombre. Se comenzó a escribir para dejar registros de batallas, para enviar comunicados, para transmitir leyes. Escribir fue, en un tiempo, el símbolo de la superioridad. Quienes sabían hacerlo eran claramente más educados y adinerados y más poderosos. Escribir también fue algo despreciado, hasta el mismo Sócrates odiaba la escritura porque no permitía ejercitar la memoria, algo que consideraba fundamental. Después escribir se convirtió en la herramienta fundamental para el progreso, todos debían saber escribir para que las naciones fueran grandes. Hasta ahí, el simple acto de escribir. ¿Pero cuándo escribir fue algo más? De un momento a otro, escribir fue el arma de periodistas para atacar a los poderosos, las letras se hicieron poesía para enamorar, exaltar proezas, o rebelarse, y también se hicieron cuentos y relatos de aventuras que llenaron la fantasía de niños y grandes. ¿Cuándo comenzó? Ni idea, quizás Homero decidió que no bastaba con escribir sin tener una buena historia detrás, o quién sabe quién fue.
Lo cierto es que hoy, tantos siglos después, seguimos escribiendo. Seguimos amando a quienes lo hacen, a pesar de todo lo nuevo y tecnológico que nos rodea, seguimos escribiendo historias, seguimos tratando de enamorar con letras, seguimos intentando producir una mínima reacción en quien nos lee. ¿Por qué? No sé si haya, al fin y al cabo, alguna explicación que no meta a los sentimientos dentro. Se hace porque sí, porque escribir es un placer demasiado hermoso como para que caiga en desuso.

Sigamos, pues, escribiendo y derramando frases en este nuevo año.    


Participen en la iniciativa entrando acá -> El Mundo de Aylu

jueves, 26 de noviembre de 2015

Crisis

Cada día que pasa me siento peor. Cada día que pasa es una tumba nueva que se cierra en mis narices. Cada día que pasa es un desafío que afronto y que no supero, y cada noche es un fracaso nuevo.
No sé qué me pasa, yo no era así, repito a quienes preguntan, y les regalo una sonrisa. Pero claro que sé qué pasa, sólo que es largo de explicar y la gente no tiene tiempo. Y tampoco es bueno aburrirlos.
Ha pasado la vida. Con más bemoles que sostenidos. No ocurrieron cosas catastróficas, lo sé, pero las que ocurrieron son suficientes para ahogar a un alma.
Ahora todo es tristeza continua. Todo choca, todo hace mal. Cualquier motivo desencadena el llanto en el colectivo, en la calle, en el baño, en el banco de clase. El cuerpo ha dejado de ser cuerpo para ser puro nervio retorcido, que ante la mínima cosa salta y provoca que el estómago se retuerza, el sueño se vuelva una locomotora sin frenos, el frío y el calor recorran los poros y la ira se desate con la facilidad de un cordón de zapatilla. Nada bueno ocurre, al contrario, lo único bueno va desapareciendo, dejando un desierto lleno de gente que no importa, que incluso se odia y que detesto, y que para desgracia  mía, respiran mejor que yo.
Y para completar el plan de autodestrucción masiva, la inseguridad. Cada día aumenta, como avanza la sarna sobre el cuerpo de un animal, silenciosa pero picando continuamente, recodándome que ayer no pudo resolver nada, que hoy es mejor no ir, y que mañana, ni siquiera podré hablar. Un círculo que se cierra cada vez más y que aísla. La desesperación aumenta, pero es helada, no permite hacer nada y tampoco propone voluntad para hacerlo. Es la desesperación del “mejor lo dejo así”, “mejor no hago nada”, “mejor ni lo intento”. Mejor me muero. Eso. Muerte y fin de la historia.
Pocas cosas buenas me rodean y esas cosas se están yendo, lo sé y no pudo y tampoco hago nada para evitarlo. Hasta el amor.
El miedo se me ríe en la cara. Con tanta inseguridad, el campo está libre para que él ufane en sus glorias conseguidas y en las que sabe y sé que va a conseguir. Toda la esperanza en lo que vendrá está siendo comida por él.

Y todo se vuelve negro, el futuro, el pasado y peor, el presente. Un presente sin ni un rayo de luz, un presente que palpita al ritmo de una respiración cada vez más lenta, más cansada, más hastiada, más entregada. 

sábado, 17 de octubre de 2015

Kafka y la muñeca viajera - Jordi Sierra i Fabra


Kafka y la muñeca viajera
Autor: Jordi Sierra i Fabra
Editorial: Siruela
152 páginas



Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia muy insólita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca. Para calmar a la pequeña, el autor de La metamorfosis se inventó una peculiar historia: la muñeca no se había perdido, se había ido de viaje, y él, convertido en cartero de muñecas, tenía una carta que le llevaría al día siguiente al parque. Aquella noche Franz escribió la primera de las muchas cartas que, durante tres semanas, entregó a la niña puntualmente, narrando las peripecias de la extraordinaria muñeca desde todos los rincones del mundo. Según cuenta Dora Dymant, su compañera en aquellos días, el estado febril con el que Kafka escribía esas cartas era comparable al de cualquiera de sus inmortales obras. Éste es el relato de aquella experiencia, en la que Franz Kafka fue un mago de la palabra para una niña desconocida de la que jamás volvió a saberse nada, como tampoco de aquellas cartas que constituyen uno de los misterios más hermosos de la narrativa del siglo XX.





Descubrí esta obra de Jordi Sierra i Fabra casi por casualidad, mientras buscaba la saga del Inspector Mascarell  (de la que les comentaré en la próxima reseña). Alguna vez había leído, en esas tantas imágenes que aparecen en facebook, sobre la historia real de Kafka y una niña pequeña que encontró, tan de casualidad como yo este libro, en un parque. La pequeña lloraba por su muñeca y Kafka, que no era hombre de muchos sentimentalismos ni acostumbrado a los niños, recurrió a su mente imaginativa para consolarla. ¿Por qué? Nunca lo sabremos.
Sierra i Fabra, un autor que reconozco que me gusta mucho por la agilidad con la que todos sus libros se leen, y con agilidad no me refiero a que sean simplones, sino que son muy bien elaborados, de argumentos sólidos, pero no aburren, enganchan y te mantiene enganchado siempre, decidió recrear este momento en la vida de Kafka, contado por él mismo. Celebro la idea del autor, y también celebro lo bien que lo plasmó. Vamos, es todo ficción menos la historia de fondo, pero está perfectamente hecha y transmitida.
El libro, que a simple vista podría parecer para niños, es en realidad para grandes también. Creo que tanto los pequeños, los jóvenes, y los adultos podemos sentirnos identificados con la niña, o con Kafka, y conectarnos a través de ese sentimiento. Además, se lee rápido porque tiene pocas páginas, digamos que se trata de un cuento largo pero inolvidable. 


lunes, 10 de agosto de 2015

De Rusia con amor


Amo Rusia. No sé desde qué edad, pero sé que desde muy pequeña (pongámosle seis, siete años) amo a ese país. Quizás porque me llamó la atención que fuera el más grande, o por los nombres impronunciables que tienen sus habitantes, o porque son buenos deportistas y bailarines y hacen cosas raras en los circos…Sé que desde siempre Rusia es para mi un símbolo de belleza. Últimamente, mi amor por ese país se acrecentó, por estudiar su historia y por leer libros de autores rusos. El tema es que amo su cultura, sus bailes, su ropa, las matrioshkas, la comida, etc. Su política actual no, pero ya sabemos que los políticos siempre arruinan todo.
Con tanto amor me surgió la curiosidad por aprender ruso. “Vos estás loca” me dijeron absolutamente todos los seres humanos que se enteraron de mi nueva curiosidad. Y sí, probablemente lo esté, porque estudiar un idioma que quizás nunca use porque quizás jamás viajaré a Rusia es algo muy loco. El tema es que busqué por internet y encontré un curso online y gratuito que es amor puro. Si ustedes también están sintiendo la llama rusa crecer en sus pechos, les dejo el lugar donde lo encontré: http://www.rusogratis.com/curso-ruso-indice.php

Y para agilizar mi oído, encontré una radio rusa que casi todas las tardes me acompaña, y que pasa música que es buenísima. Si es rusa, ¿cómo podría llamarse? Naturalmente, Sputnik. La encuentran en Tune In, con ese nombre.

Pero yo siempre tengo en contra algo: el tiempo. Pronto tuve que dejar mi cursito amoroso para estudiar y dar aburridos exámenes de aburridas materias. Y también me di cuenta de algo: soy una chica anticuada. ¿Por qué? Porque me cuesta mucho estudiar si no tengo un libro. Todo bien con el curso por internet, pero si no tengo un libro que pueda consultar en cualquier momento, en la cabeza no se me queda nada. Así que decidí buscar libros de ruso para consultar, y usar el curso online para la parte de pronunciación. Claro que en mi ciudad, jamás iba a encontrar un libro de ruso. Ya he dicho que en la librería me miran raro, y es que cada vez que voy pido cosas muy estrafalarias. Por eso recurro a mercadolibre (estoy enamorada de él, pese a que me haya aumentado los costos de envío). Pero…allí no había nada. No me di por vencida y entré a Tematika.com, solamente para mirar, porque nunca se me dio por comprar ahí, ya que no tengo tarjeta de crédito y suponía que me iban a matar con el envío. Grata fue mi sorpresa cuando supe que se puede pagar por medios como rapipago, y que por ser nueva clienta me regalaban el envío, y que, también pro ser nueva, me hacían 20% de descuento, y lo mejor…¡TENÍAN LIBROS DE RUSO!
Hubieran tenido más variedad si no existiera todo el lío de importaciones que hay en Argentina, pero vi dos que me interesaron y pese a que no tenía mucha confianza en comprar así, los pedí. El pago tardó tres días en acreditarse, pero lo enviaron enseguida, a pesar de que decía que tardarían dos días en salir del depósito. Al otro día que se acreditó, ya estaba en casa, así que Tematika se ganó una adepta. El punto en contra sería que el cartero fue híper malhumorado y casi me tira la caja en la cara, pero de eso no tiene la culpa la librería, sino el bendito Correo Argentino, del que ya contaré mis experiencias próximamente.
Resumiendo: no tengan miedo de comprar en Tematika, hay facilidades de pago, descuentos, envío rápido, y excelente embalaje.
Cuando abrí la caja, vi esto:




Medio que me decepcioné, porque en la página parecían libros “tamaño normal”, y resulta que son pequeñitos. Después me avivé que si son para viajar, los hacen chiquitos para que no ocupen espacio.
El primero es una guía rápida de conversación, de editorial Arguval. (Precio:$70 ARS)




Como ven, tiene dibujitos, frases que se utilizan en viajes o por si te encontrás a algún ruso en Argentina (?) y su pronunciación.


Este es “Ruso para viajar”, de Editorial Collins (Precio: $110 ARS)



 Tiene muchos colorcitos para ir rápidamente a la sección que se desea. Tiene frases, palabras sueltas, gramática, un mini-diccionario, consejos sobre dónde cambiar dinero o alquilar autos, cosas sobre el transporte público y restaurants, etc. Una guía muy completa para viajar y también para aprender.  Pido disculpas por la calidad de las fotos, mi teléfono anda cada vez peor.

Otro resumen: me gustaron mucho los libritos y confío en que aprenderé bastante con ellos. Si eso pasa, compraré los otros libros de ruso que tienen disponibles.
En fin, eso era lo que quería comentarles acerca de mi primera compra en Tematika y de mi afición al ruso.


viernes, 7 de agosto de 2015

Descargando iras



Desde hace un tiempo que tengo un problema que sé que crecerá y que me traerá problemas: no estoy manejando bien el temita de la ira. Antes era muy tranquila, raramente me enojaba y más raramente aún, me enojaba tanto como para pegar dos o tres gritos y un portazo. Recuerdo situaciones muy especificas en las que estallé. Pero desde hace más o menos un año a hoy, el enojo es parte de mis días y la ira, también. Siempre digo que escribir ayuda mucho y lo tengo comprobado, pero a mí me resulta cuando estoy triste. Siento alivio, como que comparto mis penas con aunque sea un pedazo de papel y ya me siento un poco mejor. Pero cuando estoy llena de rabia, sé que ningún papelito me parará. Es más, el papelito puede convertirse en decenas de papelitos más pequeños y volar por ahí y ser pisoteados. Quizás sea “la adultez”, porque convengamos que los adultos somos los que tenemos más derecho a enojarnos, nos pasan cosas difíciles y si nos enojamos la gente no nos ignora, en cambio cuando sos pequeño, por más berrinches que hagas  y te tires al piso y patees juguetes, la gente te mira y sonríe y dice “uy, se enojó el nene”.
No sé porqué será, y esta es la primera vez que siento enojo y me puse a escribir, a ver si así abro un canal y puedo empezar a desahogarme también de esta forma (es muy filosofía hindú esto de abrir canales, pero me viene bien la metáfora). También, convengamos que últimamente suceden cosas que permiten nuestra ira vea la luz. La burocracia, por ejemplo, haciendo que la búsqueda de un trabajo consista en rellenar formularios y que siempre te falte uno, y que empleados aburridos te manden de un sitio a otro para que luego, otro empleado más aburrido te diga que nada de lo que hiciste te sirve porque el puesto ya está cubierto. O, como me pasó a mi, para que te digan que tu título no sirve y que te enteres dos días después que otra persona que tenía el mismo titulo que vos, SÍ consiga el trabajo.  Eso saca lo peor de uno, el acomodo, la chupada de medias y otras cosas, por un laburo que vos querías y deseabas conseguirlo y hacerlo como se debe. A eso se suman las noticias nuestras de cada día, con tipos que entierran animales vivos, o matan niños. O el colectivo que se atrasó, el tren que cancelaron y vos esperando una hora, dos horas, en medio del frío y el viento, usando para entrar en calor a tu ira que crece y crece. Ni hablar, en estos días y en Argentina, de la constante y casi acosadora manera que han empleado los candidatos a la presidencia y otros cargos para convencerte de que los votes. Por todos lados, en todos los papeles, carteles, canales, radios, videos de internet, páginas, publicidad en redes sociales, mensajes de texto y whatsapp, llamadas telefónicas…Todo eso con música  de fondo, la música del agua que crece e inunda barrios  y ciudades mientras te siguen pidiendo que los votes, que seguirán trabajando o que destruirán lo hecho. Eso saca lo peor de uno, hace que odies con tu alma a cada tipo que te diga “¿A quién vas a votar?” NO SÉ PELOTUDO, HABLEME DE OTRA COSA.
Siguiendo con mi temita del manejo de la ira, les cuento que la última vez que pisé la universidad fue para presentar un trabajo grupal para el cual mis compañeros no estudiaron y armaron un gran papelón. Mi ira estaba a punto de estallar frente a todos, vamos, que los quería estrangular delante de la universidad entera, pero me fui y no les hablé más y para completar el ataque de ira, una vez que llegué a mi casa, incendié todas las copias y casi prendo fuego una cortina. Otro día mandé a la mierda a mi vecina porque tiene la costumbre de poner la música en modo destrucción de ventanas, y hace un tiempo me peleé con toda Telefónica porque me habían aumentado la factura. A cualquier le contesto mal, el celular sabe los golpes que le he pegado, y sé que si me ponen delante a mi ex mejor amiga sería capaz de arrancarle las cejas. Entonces, la pregunta es: ¿por qué ya no puedo manejar la ira? Me dirán que vaya a un analista pero esas cosas me sacan de quicio también. Entonces, lo mejor sería un psiquiátrico y les digo que sí, que la verdad es que a veces siento que estoy enloqueciendo. Pero que también ceo que la gran mayoría de la gente (y digo gente para no decir sociedad, porque la sociedad incluye a todos, y eso no sería justo para las personas que no tienen los mismos problemas mentales que yo), tiene problemas más graves con la ira, se agarran a trompadas por un partido o por un roce entre autos, de la nada sacan una pistola y disparan….Tendría que haber hospitales psiquiátricos en cada esquina, y creo que faltarían. No sé si la culpa del mal manejo de la ira la tiene uno mismo, o todos, o si las culpas son compartidas. Tampoco sé si escribir sobre esto me ayuda a mí, o quien lo lea, o por el contrario, siembra más ira.  
Ustedes, si aun no tienen problemas con ella, al menor indicio sepan frenarla, sepan calmarse a tiempo, no dejen que entre una vez en sus vidas, les aseguro que es muy difícil pararle los pies. Y si ya está con ustedes, hagan también la prueba de escribir, de contar hasta diez, de dejar que se disipe y que se les aclare el pensamiento. 


lunes, 20 de julio de 2015

De visita al anticuario




Hola a todos, hoy quiero mostrarles algunas cositas que vi en un anticuario que hay en mi ciudad. Es una de las “cuevas” donde consigo libros usados y excelentes. Personalmente, prefiero ir siempre allí pese a que hay otro anticuario especializado en libros, pero en este puedo elegirlos, mirarlos, compararlos y dejarlos si quiero, en cambio en el otro están muy encima de  mientras mirás y me pone nerviosa jaja. Además, en el lugar al que suelo ir, se nota que trabaja gente que mucha idea no tiene de libros…y por lo tanto, los precios suelen ser muy bajos para libros excelentes.
Paso a mostrarles los primeros tres. Les cuento que para la universidad debo hacer un trabajo de investigación para aprobar un seminario. El seminario se trata sobre historia del Mediterráneo, y el tema que elegí para desarrollar el trabajo es sobre el arte y la ciencia en Al Andalus, o sea, en la Andalucía de la época musulmana. Si bien hay bastante material por internet, principalmente fotos, uno termina mareándose con tanta información, y siempre es necesario el apoyo de un libro. En este anticuario, encontré estos, espléndidos.








La Alhambra y el Generalife.
Es mi preferido, tiene unas fotografías preciosas, muchos datos, versos de poemas musulmanes que me vienen perfecto para la parte de poesía que quiero poner en el trabajo, y además, mapas. Lo único es que tiene son algunas páginas sueltas, después es de gran calidad.







Toda Córdoba.
El preferido de mi madre porque le gustan las plantas jaja. Me encanta porque tiene mucha historia, y si bien el libro es viejito (como los demás) tratándose de un trabajo de historia, mientras más viejo sea, mejor. También tiene excelentes fotos, creo que si un día voy a Córdoba me lo voy a llevar para que sea mi “guía de turismo”.







Esto es Toledo.
Libro parecido al de Córdoba, mucho al final no me sirve porque tiene muchos datos sobre la época cristina, pero es tan lindo que igual lo compré.
Estos tres libros, al precio aproximado de $20ARS cada uno. Un chiste.



Y ahora, vamos con otro, que no es para el trabajo de Mediterráneo, pero cuando lo vi me quedé toda en shock.





Historia de la vida privada de Georges Duby
Para el que no sabe, este autor es de esos con los que te machacan durante toda la carrera. Este libro era el único que me interesaba de él y adivinen, JAMÁS me lo dieron para leer en ninguna materia. Por suerte, lo conseguí en este anticuario, y si bien está en inglés, me defiendo bastante en ese idioma y es realmente precioso. 600 páginas al risible precio de $40ARS. Cuando nuevo, en cualquier librería, está arriba de 400, y si hay suerte de que lo tengan porque es importado.


Y para dejar el estudio a un lado, un gustito.




 El último Don, de Mario Puzo
Soy fan de este autor, pero me da medio no sé qué ir a la librería y decirles “deme todos los libros de Mario Puzo” porque me mirarán y sospecharán que soy aprendiz de mafiosa. No se equivocan, pero tampoco vamos a estar dándoles la razón, ¿no? Este lo conseguí a algo de $25ARS, tiene como 500 páginas y está en perfecto estado.  




Con todo esto les quiero decir que si ven un anticuario, no duden en entrar. A veces anticuario no es sinónimo de libros viejos, agujereados por las polillas y comidos por las ratas, a veces hay verdaderos tesoros y a buen precio. Ya les seguiré contando de mis compras en ese lugar, que seguramente serán muchas más. 
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