“Ha pasado tanto tiempo, que ya
casi ni lo siento” dice una canción del Bahiano. Bueno, yo sí lo siento,
siento el tremendo faltazo que me pegué. Desde enero ni una miserable publicación
y no me extrañaría que nadie lea esto porque coño, ¿quién me va a esperar
tanto? Ahora entiendo porqué no tengo novio, porque soy muy leeeeenta y tardo
muuuucho para todo.
En fin, el tema es que volví y les voy a comentar mis novedades (aunque
también sé que no les importa).
Desde enero a hoy no hice mucho, pero un par de cosas ocuparon mi tiempo
para que no leyera libros o para que lo hiciera de un modo esporádico y por lo
tanto, no tuviera nada de material para poner aquí (ni ganas…)
Bien, el primer punto es que estudié bastante aunque la fiaca ganó y no
me presenté a los exámenes porque ya saben, fiaca. Y hacía calor y todo era
horrible. El segundo punto es que me fui de vacaciones a la Patagonia y con
esto reafirmo lo que alguna vez dije: ES EL LUGAR MÁS BELLO DEL MUNDO.
Concretamente anduve por el Glaciar Perito Moreno y por El Calafate. Próximamente
haré un post sobre este lugar y sobre el libro que me traje de allí. Y por
supuesto, habrá fotos. Podría ponerlas acá, pero tendría que elegir unas pocas
y quiero poner unas cuantas porque YA LES DIJE QUE ES BELLO .Y NO, NO VOY A
PARAR DE GRITAR *se la lleva la policía*
Ejem, bueno, acá el comisario me prestó una compu y puedo seguir
escribiendo. Ahora continuaré comentándoles cosas que hice durante esta
ausencia tan prolongada.
Los que no son de Argentina no sabrán, pero los demás sí. Este último
verano fue un horror. El mismo infierno. Un calor agobiante, un sol quemador,
un aire caliente como absolutamente TODO. Bien, mientras todos pasaban sus días
en la Pelopincho (pileta de lona, para los que no saben), yo tejía. Sí, tejía. Tejía y sudaba. Por eso
quizás, mi verano fue más caliente que el verano de los demás. El tejido tenía
una causa y es esta:
Bueno, lo que tienen ahí es una página de facebook que hice. ¿Por qué? La
respuesta es que estaba llena de impotencia. Ahora ya nadie está dando mucha
bola al tema, aunque sigue pasando, pero en su momento, todo el mundo miraba a
los refugiados, básicamente por el nene muerto que encontraron en la playa. Yo ya
sabía de la problemática y sé muy bien, como quizás sabrán todos, que con decir
“pobrecito” no se soluciona nada. Entonces puse manos a la obra. Sabía que en
Europa y también en Siria, había un invierno terrible, que así como acá hacía
calor, allá se nevaba todo. Y los refugiados llegaban en balsas, mojados, a
vivir en carpas. Sin nada. Así que me puse
a tejer bufandas. Por supuesto, es algo tan inútil como el “pobrecito” que
mucha gente decía, pero por lo menos hacía algo. Uno quisiera ser el presidente
del mundo y parar tal atrocidad, o ser millonario y ¡qué tejer! comprar cientos
de bufandas y regalárselas. Pero yo, como seguro también ustedes, somos gente
común y no tenemos tal poder. Así que empecé mi campaña de tejido. Por suerte
se me unieron dos chicas más y logramos bastantes cositas.
Más tierno... |
Lo complicado era cómo mandar las cosas. Tipo, nadie dice “Me voy de vacaciones
a Siria” y vos lo conocés y le decís “Che, llevame esto”. Así que logré comunicación
con una asociación española, con una sede en Siria, que con un camioncito repartía
las cosas en pueblos totalmente incomunicados. Los tipos muy piolas, me dijeron
“Manda por correo”. Claro, por supuesto. 600 PESOS EL ENVÍO DE UN PAQUETITO.
Iba a ser algo más que un paquetito, así que de 1200 para arriba. Para los que
no son de Argentina, 1200 pesos para una estudiante universitaria que tiene una
beca (que ni sé todavía si este año me la otorgarán) es una fucking fortuna. Empecé
a contactar a Dios y a María Santísima a ver si alguien por ahí, por esas casualidades,
viajaba a España y me hacía el favor de llevar las cosas. El resultado fue
nulo. Así que empecé juntar las moneditas:
Éramos tan pobres |
Hasta que un día, alguien me mandó un mensajito por facebook. Ana. Y tenía
que llamarse Ana para ser buena. Ana vive en Hungría pero es de Pergamino (algo
cerca de donde yo vivo). Me dijo que ella conocía una chica de Pergamino que
viajaba a España en una semana y que estaba dispuesta a llevar las donaciones. Así
que gracias a Ana, contacté a Marisa. A ella le envié por correo una gran caja
(el correo a Pergamino sale mil veces más barato que a España). Y Marisa se
llevó las cosas. Después contactó a otra piba que vive en Madrid para que
alcanzara las cosas hasta la asociación, porque ella no conocía nada de la
ciudad.
Aquí las fotos de cuando las cosas llegaron:
Hoy seguro que mis bufandas y los gorros que tejieron las dos grandes
chicas que me ayudaron, estarán en Siria o mejor, en Lesbos, que es adonde hace
poco partió un contenedor lleno de donaciones.
No sé, creo que es uno de los grandes logros de mi vida. Porque era una locura
y nadie me dio pelota (ni siquiera mi madre. Que tu madre no te apoye y que te
crea loca, ya es lo peor), y sin embargo lo logré y es una caricia al alma saber
que quizás una de las bufandas que tejí con el sudor de mi frente (literal) esté
abrigando a un nene o nena.
Y bueno, eso es más que nada lo que quería contarles. No sean malitos y
denle “Me gusta” a la página.
Y ahora me despido,
pronto les comentaré más novedades ya que tengo otro proyecto con
referencia a Siria. Y como comenté una
vez, no sé dónde: ya sé que cerca mio hay gente que sufre, y yo también los
ayudo. Pero los refugiados están peor, infinitamente peor, y sólo porque estamos
lejos o no nos toca directamente, no hay que hacer la vista gorda.Bye, bye, fellas!