y ya desde el título prometía mucho. Enseguida me puse a leerlo, sin importarme que el profesor me viera totalmente fuera de sus explicaciones. Leí sus primeras páginas, si entender muy bien de qué se trataba todo ese universo de colores y cosas voladoras de las que hablaba su autor. Miré de reojo a mi a amiga, "Te dije que era flashero", me dijo. Paré la lectura cuando Valeria me palmeó el brazo y me señaló a una compañera que nunca me cayó muy bien: la chica me miraba casi con desprecio, no sé si por lo que leía o por dejar de lado la clase. La miré con cara de "lo que pienses me lo paso por donde ya sabés" y seguí leyendo. No entendía, pero eso duró poco, porque cuando subí al tren para volver a casa y continué con la lectura, Crónicas Marcianas me había atrapado. El viaje fue como los que se decribían allí, la gente, también.
Dos días después, llegaba al final del libro. Bradbury, su genial autor, me había enseñado de lo que era capaz el ser humano con sus semejantes y con su planeta, aunque hablara de Marte. Porque Crónicas Marcianas habla de Marte, pero en realidad habla de nosotros, de como el ansia de conquista y posesión destruye todo. Es, además, un durísima crítica al imperialismo norteamericano y al capitalismo, pero, repito, es una enseñanza sobre nosotros mismos, un perfecto reflejo.
Desde este blog podrán descargarlo:
http://lahistoriadeldia.wordpress.com/2009/07/07/ray-bradburycronicas-marcianas-descargar-libro/
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