sábado, 17 de octubre de 2015

Kafka y la muñeca viajera - Jordi Sierra i Fabra


Kafka y la muñeca viajera
Autor: Jordi Sierra i Fabra
Editorial: Siruela
152 páginas



Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia muy insólita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca. Para calmar a la pequeña, el autor de La metamorfosis se inventó una peculiar historia: la muñeca no se había perdido, se había ido de viaje, y él, convertido en cartero de muñecas, tenía una carta que le llevaría al día siguiente al parque. Aquella noche Franz escribió la primera de las muchas cartas que, durante tres semanas, entregó a la niña puntualmente, narrando las peripecias de la extraordinaria muñeca desde todos los rincones del mundo. Según cuenta Dora Dymant, su compañera en aquellos días, el estado febril con el que Kafka escribía esas cartas era comparable al de cualquiera de sus inmortales obras. Éste es el relato de aquella experiencia, en la que Franz Kafka fue un mago de la palabra para una niña desconocida de la que jamás volvió a saberse nada, como tampoco de aquellas cartas que constituyen uno de los misterios más hermosos de la narrativa del siglo XX.





Descubrí esta obra de Jordi Sierra i Fabra casi por casualidad, mientras buscaba la saga del Inspector Mascarell  (de la que les comentaré en la próxima reseña). Alguna vez había leído, en esas tantas imágenes que aparecen en facebook, sobre la historia real de Kafka y una niña pequeña que encontró, tan de casualidad como yo este libro, en un parque. La pequeña lloraba por su muñeca y Kafka, que no era hombre de muchos sentimentalismos ni acostumbrado a los niños, recurrió a su mente imaginativa para consolarla. ¿Por qué? Nunca lo sabremos.
Sierra i Fabra, un autor que reconozco que me gusta mucho por la agilidad con la que todos sus libros se leen, y con agilidad no me refiero a que sean simplones, sino que son muy bien elaborados, de argumentos sólidos, pero no aburren, enganchan y te mantiene enganchado siempre, decidió recrear este momento en la vida de Kafka, contado por él mismo. Celebro la idea del autor, y también celebro lo bien que lo plasmó. Vamos, es todo ficción menos la historia de fondo, pero está perfectamente hecha y transmitida.
El libro, que a simple vista podría parecer para niños, es en realidad para grandes también. Creo que tanto los pequeños, los jóvenes, y los adultos podemos sentirnos identificados con la niña, o con Kafka, y conectarnos a través de ese sentimiento. Además, se lee rápido porque tiene pocas páginas, digamos que se trata de un cuento largo pero inolvidable. 


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