jueves, 28 de agosto de 2014

Historias de escritores: Mary Shelley





¡Hola a todos! Hoy les presento una nueva "sección" que va a tratar sobre la vida de escritores que quizás hemos leído y sin embargo no sabemos qué hicieron en sus vidas, aparte de escribir. Para empezar, les traje a la autora de Frankenstein, cuya vida me parece bastante interesante. 


Mary Wollstonecraft Godwin conocida como Mary Shelley,  es la autora de la famosísima novela Frankenstein.
Su madre  falleció tras darla a luz, por lo que ella y su hermana mayor, Fanny Imlay, fueron criadas por su padre.
Su padre le instruyó en muchas materias y estaba siempre en contacto con la biblioteca, además de que hablaba muy a menudo con un gran número de intelectuales que venían a visitar a la familia. Desde pequeña fue una chica muy inteligente y curiosa, con una forma de pensar libre y siempre dispuesta a seguir aprendiendo. Algo muy raro para una chica de esa época.

Cuando era una adolescente, su padre la envió a Escocia. El motivo de este viaje es desconocido, pero lo cierto es que estos viajes fueron fundamentales para su vida. Entre otras cosas, Mary afirma haber obtenido la inspiración para su obra magna "Frankenstein o el Moderno Prometeo" en ese lugar.

También, en ese lugar, conoció a Percy Bysshe Shelley, su futuro esposo. Percy Shelley visitaba con frecuencia al padre de Mary por motivos económicos, con quien se acabó enfadando y peleando. Sin embargo, Mary y Percy se acabaron enamorando y empezaron a verse en secreto. Su padre, que no aprobaba esta relación, siempre se mostró reacio a que Mary se viera con Percy, por lo que los dos enamorados se escaparon secretamente a Francia y viajaron por toda Europa.

Cuando volvieron a Inglaterra,  todo empeoró porque Mary estaba embarazada. Su hijo murió al poco tiempo de nacer, lo que la sumió en una gran depresión.
Tiempo después, Percy heredó una fortuna que los hizo recuperar de la crisis económica que sufrían, y Mary tuvo otro hijo, William.
En cierta ocasión, la pareja pasó un verano con el poeta Lord Byron.  El clima del lugar donde estaban asentados era bastante malo, por lo que en ocasiones debían pasar varios días encerrados en casa. En uno de esos períodos de aislamiento, Lord Byron propuso que cada uno de ellos escribiera una historia de terror, como si fuera un concurso. Sin duda, la que más destacó fue Mary Shelley, con su novela Frankenstein o el Moderno Prometeo, que en un principio tenía pensado ser un relato corto.



Tiempo después, Percy Shelley murió en un accidente de navegación, hundiendo a Mary en una nueva depresión .Sin embargo, la carrera literaria de Mary no paró de crecer, sino más bien todo lo contrario, al mismo tiempo que ella empezaba a tener más romances (aunque nunca volvió a casarse).

Murió a la edad de 53 años, dejando una obra no sólo compuesta por  Frankenstein sino también por  Valperga o Vida y Aventuras de Castruccio, Príncipe de Lucca, El último hombre,  The Fortunes of Perkin Warbeck,  Lodore, Falkner, Mathilda.

sábado, 23 de agosto de 2014

Ser feliz era esto - Eduardo Sacheri


Título: Ser feliz era esto
Autor: Eduardo Sacheri
Editorial. Alfaguara
Publicación: 1 de junio de 2014
248 páginas.






La vida de Lucas, cercado por su tendencia a la introversión y hundido en la pasividad, cambia abruptamente cuando llama a su puerta Sofía, una chica de catorce años que acaba de perder a su madre y que es la hija que, sin saberlo, ha engendrado con una mujer de la que se enamoró en su juventud y nunca volvió a ver.
Con vaivenes, marchas y contramarchas, se va tejiendo poco a poco la confianza y se develan los secretos escondidos en las historias de Lucas y Sofía. Juntos encontrarán el tesoro de las afinidades y la complicidad que, sanando las heridas del desamor y la vergüenza, les permitirá dejar atrás el pasado.
Esta novela es la historia de dos seres solitarios y heridos que descubren nuevas formas de amor y enfrentan con miedos y vacilaciones, pero también con la alegría de dar y recibir, el cambio más grande de sus vidas.


Tengo que confesar que cada libro de Sacheri que agarro, me deja enamorada, y esta, su última obra, no es la excepción. Mucho no puedo agregar que ya no diga en la sinopsis, y si digo más, voy a estar haciendo spoiler  a lo loco. Comento que tiene pocos personajes: apenas cuatro, dos de ellos los principales, Sofía y Lucas, el otro es Fabiana (insoportable, ya verán porqué) y Laura, la madre de Sofía, que está muerta, pero igualmente tiene su peso dentro del libro porque es justamente por ella que Sofía busca a su padre. Lucas jamás se enteró que había tenido una hija con su amor de verano, amor que para él no fue pasajero porque se había enamorado completamente de Laura, pero ella no, o no quiso reconocerlo. Siguió con su vida hasta que, catorce años después, una chica toca el timbre de su piso y le dice que es su hija.
Al principio es algo frío, Lucas no sabe qué hacer con ella, él ya tiene su vida armada y Sofía siente como nunca el abandono. Después, cada uno se va acomodando al otro y surge ese sentimiento de paternidad, de familia, pero mezclado con amistad y complicidad. No sabemos si la final del libro Lucas se siente verdaderamente padre y Sofía lo quiere como tal, pero sabemos que entre ellos surgió algo indestructible basado en la confianza y en el amor que poco a poco va creciendo.
Sobre ellos dos puedo decir que Lucas es un tipo que cree que tiene la vida que quiere, hasta que Sofía, con su inocencia y su curiosidad, le va demostrando que no es tan así, que no tiene el trabajo que le gusta, ni la casa que le gusta, ni la esposa que le gusta, ni la vida que le gusta. En fin, que está tan solo como ella. Sofía está descripta magistralmente. No es la típica adolescente de novelas, toda decidida y llena de valentía, ni la chica tímida e inocente que desconoce todo. No, Sofía es la clara representación del  adolescente medio, con impulsos, dudas, miedos, pensamientos…Supongo  que Sacheri debe tener una hija o alguien cercano de esa edad o simplemente un gran sentido de observación sobre la gente. Eso quizás es de las cosas que más me gustaron, los personajes no son lo clásico de cada novela, no hay gente bien mala ni gente bien buena, si no lo cotidiano, tipos y tipas que a veces hacen lo que se debe, otras no, que a veces hacen lo que quieren, y otras veces no.
El final no les va a causar un shock, no es algo inesperado, es justamente lo que esperamos, lo que se viene viendo en el desarrollo del libro, pero con una vuelta de tuerca más: una de las últimas frases, es la que le da título al libro y hace que comprendamos todo: que felicidad no es todo lo que estamos anhelando en este momento, sino, lo que estamos viviendo en este momento. A mi me dejó pensando un rato largo, y reconozco que a veces aplico ese “Ser feliz era esto”.
Por último, quiero decir que sería genial una película. No da para una superproducción, pero sí para esas películas entrañables porque este libro puede regalar eso. No sé, es una pequeña sugerencia.
En fin, un libro que se lee rápido porque engancha por su tratamiento de cosas cotidianas, cercanas a nosotros, con diálogos con humor y filosofía.



martes, 19 de agosto de 2014

Premio Dardos




¡Hola a todos! Aquí he vuelto, en mi último día de vacaciones antes de comenzar un nuevo cuatrimestre en la universidad. Mientras espero que se me sequen las uñas (antes de comenzar las clases me gusta estar bien coqueta, sólo dura por un día, obvio)  quiero agradecerle en esta entrada a Florencia y su blog Recordando mis libros por haberme otorgado (bueno, a mí no, al blog) el premio Dardos. ¡Muchas gracias Florencia!





Este premio tiene una pequeña lista de reglas que detallo a continuación.
1-Incluir la imagen oficial del premio.
2-Mencionar y enlazar al blog que te ha nominado.
3-Nombrar y enlazar a quince blogs que creas que merecen ser nominados a este premio.
4-Agregar una frase que te marcó.

“Cuando se lee poco, se dispara mucho”





Y los nominados son…


Sergio dice – Sergio
Buenos Aires Express - Juan Martini
Ánima Despierta - Fernando Darío
Gritos ahogados - Sara Paricio
El blog del Macho Alfa - Amilcar Nani
Marchen - Ana Belén
Cuatrojos con rimmel - Vicky Rock
Soñando hasta Saturno – Shasmine Ciann
MAGBooks -  Mile Acero
Rojo Merlin  - Rojo Merlin 







Felicitaciones a todos, y nuevamente agradezco a Flor por darme el premio. ¡Buena semana!


domingo, 17 de agosto de 2014

Las castañuelas mágicas






¡Buen domingo para todos! La entrada de hoy sería un agradecimiento a Ro y su blog Recordando mis libros por haberme nominado al premio Dardos, pero como estoy sin internet (estoy publicando esto haciendo tethering con el teléfono celular, algo muy penoso lo mío) y quería actualizar sí o sí, opté por publicar un cuento mío, que escribí hace un tiempo, cuando comencé a bailar flamenco, algo que no me imaginaba ni remotamente que iba a hacer algún día en mi vida. 
Espero que les guste, y cuando tenga una conexión decente, publicaré mis nominados. 





Las castañuelas mágicas



Érase una vez una pequeña bailaora, que según las comadres, había nacido cantando y no llorando, y que antes de caminar, ya zapateaba.
La bailaora era pobre, su familia era pobre, su pueblo era pobre, pero ella no lo sabía, nadie se lo había dicho nunca.
Un día llegó al pueblo un mercader que vendía pomadas, lociones, tónicos, y en su carro se anunciaba, con letras doradas, que allí también se vendían “elementos mágicos”. El mercader los exhibía, a los gritos, sobre una mesa  cubierta con un paño verde. Entre los elementos mágicos había elixires para el amor y el desamor, pócimas que hacían crecer el cabello en un día y medio, perfuminas para espantar pretendientes feos, y para atraer a los lindos, polvos para amansar suegras, e instrumentos musicales. Eran pocos: una guitarrita que tocaba todos los ritmos, dos tamborcitos con el que nunca se cansaban de tocar sus ejecutantes, tres flautas dulces que imitaban el canto de los pájaros, y un par de castañuelas, que parecían de oro.
La pequeña bailaora las vio y se prendó de ellas, que fuera de su estuche, parecían no acaparar la atención de ninguno de los niños que rodeaban a la pequeña, ya que estaban entretenidos con los tamborcitos o las flautas.
Tócanos, tócanos” dijeron las castañuelas.
Estiró su manita, ya iba a tocar su brillante superficie dorada, cuando un palito, el mercader le golpeó con suavidad los dedos.
–Se mira y no se toca. –la reprendió, y continuó con sus gritos vendedores.
–Pero…quiero tocarlas.
–Tócanos, tócanos.
–¿Tienes dinero? Son castañuelas mágicas, costosas. Mira, de la mejor madera y lustradas a tope. ¿Tienes dinero? –repitió.
–Tengo esto. –mostró su mano abierta con dos monedas.
El mercader rió.
–Con eso no compras ni un dulce.
La niña bajó la cabeza, no tenía más que esas monedas, y para ella valían mucho. Por primera vez, supo que era pobre.
Iba a darse la vuelta para volver a su casa, cuando levantó la vista, desafiante, mirando al hombre. No se rendiría tan rápido, su abuela siempre se lo decía.
Tócanos, tócanos. –las oyó.
–Las quiero. Ellas me lo piden.
El mercader frunció el ceño, carraspeó, miró las castañuelas. Colgadas de la manta verde por sus dorados cordones, se movieron imperceptiblemente, pero lo suficiente para hacer un chasquido. Sin dejar de mirarlas, el mercader asintió.
–Bien, esta noche habrá luna llena, estás con suerte niña. Vendrás aquí, a la medianoche.
–No puedo, mi madre…
–¿Las quieres? Te escapas. Pero ven preparada, tendrás que bailar. Si bailas, te las llevas.
–Qué fácil.
–No confíes tanto en tus pies y tus dedos…
Feliz, la pequeña bailaora volvió a su casa y esperó la noche. Rezó con su abuela, su madre la arropó, apagó la vela, la casa quedó en silencio. Con esfuerzo, logró que sus párpados no se cerraran, y cuando oyó las doce campanadas de la iglesia se escabulló gateando por la casa, y salió por una ventana entornada. Llegó a la plaza iluminada por la luna y allí vio el carro, dentro, una lucecilla. Se acercó y a través de la lona, se asomó el mercader.
–Diez minutos tarde. –bajó y le tendió una cajita de cristal, dentro, sobre una almohadilla de terciopelo rojo, brillaban las castañuelas.
Sin que le advirtiera, la niña apoyó con cuidado la cajita en el suelo y la abrió.
“Tócanos, tócanos” volvió a escuchar.
Enredó sus finos cordones entre sus pequeños dedos y las castañuelas efectuaron, solas, un repique. El mercader trató de que su sonrisa fuera cubierta por las sombras, para que la niña no lo viera.
–Ahora, baila.
–¿Qué bailo?
–Baila, demuestra que mereces esas castañuelas.
A la luz de la luna, en la plaza retumbaron los zapateos, las palmas, y las castañuelas, envolviendo la noche con un manto de bulerías, soleá, fandangos, alegrías…A pesar de que eran grandes para sus pequeñas manos, las castañuelas sonaban con energía.
–¡Bravo, bravo! –aplaudió el mercader, cuando vio que la niña estaba agotada, pero seguía bailando–Anda, llévatelas.
–¿De verdad? ¿Quiere decir que he bailado bien?
–Claro que sí, de hecho, no necesitas bailar para llevártelas. Dijiste que ellas te hablaron, significa que las pudiste escuchar. Y ellas no le hablan a cualquiera, y no cualquiera las oye. Son castañuelas mágicas, eligen a su dueño, saben quién las tratará como se merecen, quien sentirá con el alma cada toque que les arranquen. Si te hice venir aquí fue porque sabía que lo harías bien, y quería verlo. Ahora vete, debo seguir mi camino. Si las cuidas, con ellas llegarás lejos tú también.

El mercader no se equivocó. La pequeña bailaora creció para convertirse en una gran bailaora y con sus “castañuelas de oro”, recorrió el mundo. Nunca le reveló a nadie dónde había conseguido esas castañuelas, porqué nadie podía comprárselas, ni imitarlas, y porqué las cuidaba con su vida.

Muchos años después, en un lugar muy lejano de su pueblo natal, la bailaora del mundo murió, en su ley. Al camposanto la llevaron en un cortejo de flores, lágrimas y rasguidos de guitarras flamencas. Alguien guardó sus castañuelas en su caja de cristal y las ocultó en un cajón de la habitación de la bailaora, a la espera de un museo interesado en atesorarlas.

Esa misma noche, un mercader pasó por la calle, silbó una melodía extraña, y puertas y ventanas de la casa se abrieron con lentitud. Entró, revisó habitaciones, y encontró las castañuelas. Abrió su cajita, pero no decían nada. Asintió, sabía que estaban tristes.
–Ya encontrarán a alguien. –susurró.
Las guardó en un bolsillo, y silbó para que todo se cerrara.

Tiempo después, una medianoche, el mercader aplaudía a otra pequeña bailaora, que en una plaza desierta, hacía sonar el par de castañuelas a la luz de la luna.



jueves, 7 de agosto de 2014

El joven Lennon - Jordi Sierra i Fabra


Título: El joven Lennon
Autor: Jordi Sierra i Fabra
Editorial: Gran Angular/Ediciones SM
176 páginas






Un apasionante relato sobre la primera juventud del líder de los míticos Beatles. Se ha escrito mucho sobre John Lennon, el cantante símbolo de toda una época. Pero apenas es conocida su adolescencia, esta etapa crucial, entre los catorce y los dieciocho años, que suele marcar nuestras vidas de forma indeleble. Y esos años de la vida del "beatle" por excelencia son apasionantes. Todo lo que John Lennon hizo se gestó en esa fase de su vida. Tal vez por eso, la adolescencia de John es la adolescencia de todos. Esta novela da a conocer la adolescencia de John Lennon, descubrimos el trauma de la muerte de su madre, sus amistades, su primer amor, sus influencias musicales y sus primeros pasos dentro del mundo de la música. Luego viene el encuentro con Paul McCartney y la formación progresiva del grupo de los Beatles. El grupo consigue su primer contrato para tocar en un club de Liverpool, llamado La Caverna. De allí surge su inmensa popularidad.









Quienes me conocen apenas un poquito saben que soy una apasionada de los Beatles. Y digo apasionada por no decir enferma obsesiva con el tema. No sé de dónde me viene, tampoco es desde hace muchos años, pero reconozco que tengo un trauma con ellos, y si bien no los escucho continuamente, forman parte de mi día a día.
Pese a eso, no sabía de la existencia de este libro hasta que me dijo una amiga. No dudé mucho en conseguirlo y en leerlo en un par de días.
Como bien dice la sinopsis, el libro trata de reflejar (digo trata porque tiene unos cuantos errores históricos) la adolescencia de Lennon. No lo tomen como una biografía, tómenlo como una “vida novelada”.
Comienza con los primeros pasos vacilantes de John en el mundo de la música, y comienza como muchos: escuchando discos todo el día, tratando de conseguirlos, costando más en los años cincuenta y en una ciudad un poco olvidada para la época como lo era Liverpool. Poco a poco siente el deseo de él también producir música, y descubre que gracias a ella puede descargar tensiones que le generan diversas cosas: la muerte de su tío, la relación con la tía que lo crió, las presiones de la escuela, una madre ausente y un padre que directamente no existe. Pronto, decide formar su grupo más que nada para pasar el rato, ya que ninguno de sus amigos tiene base musical, hasta que conoce a Paul y ahí comienzan  a tomarse más en serio las cosas.
Es un libro fresco, que a cualquiera le llega porque se puede sentir identificado. Vamos, ni siquiera Lennon se salvó de pasar por la cruel edad que llamamos adolescencia. Si bien es un libro que en las escuelas recomiendan, lo puede leer cualquiera por sus diálogos fáciles, graciosos, por como nos podemos acercar al personaje hasta sentir lo que siente él, la ternura que nos despierta, y sobre todo porque es lindo verse reflejado en alguien tan importante. Ya les digo, no es para tomar todo al pie de la letra pero, ¿acaso no es lindo leer algo sobre un beatle?
Libro ideal para pasar ratos amenos y acercarnos más al corazón y al pensamiento de uno de los músicos más importantes de la historia. Recomendable. 




domingo, 3 de agosto de 2014

Correspondencia Ajena I








¡Buen agosto para todos!
Hoy les traigo una iniciativa del blog de Ana Belén, Only hate the road when you’re missin’home.
La iniciativa se llama “Correspondencia ajena” y se trata de escribir cartas. Como a mi me encanta escribir cartas (algo que está desapareciendo, por desgracia. Algún día hablaré de la tristeza que me da no poder mandarle cartas a todo el mundo) he decidido participar. Ella nos da un emisor y un receptor y nosotros escribimos la carta.

Para la primer correspondencia ajena tenemos esto:

Emisor: Una chica que se enamora de un chico al que suele ver en el autobús. Receptor: El chico.



Hola:
Mira, sé que ni me conoces y que hoy, al bajarme en mi parada, te debe haber resultado extraño que te dejara a la pasada este papel, como hacen los vendedores ambulantes cuando quieren vender sus productos. Tranquilo, no soy ninguna loca desquiciada, sólo quería decirte que hace más de un año que te veo todos los días. Tú seguramente no me has notado, aunque siempre llevo este abrigo verde que se ve desde lejos. Siento molestarte e incomodarte, no sé qué haces de tu vida, ni cómo te llamas, sólo quería decirte que en todo este tiempo viéndote, han comenzado a pasarme cosas extrañas y creo que me enamoré de ti. ¿Nunca te ha pasado enamorarte fugazmente de alguien en el autobús al que luego no ves nunca más en tu vida? A mí me ha pasado eso, con el feliz detalle de que te sigo viendo, todos los días, y los fines de semana son un castigo. Con decirte que has logrado que me alegre de viajar a estudiar… Hasta me preocupo pensando si te ha pasado algo cuando no viajas.
Lamento decirte esto por medio de un papelito, pero es que creo que sería peor acercarme y decírtelo a la cara, cuando en todo este año no tuve el coraje suficiente de aunque sea preguntarte la hora para comenzar una conversación.
Nuevamente te pido disculpas, pero es que necesitaba que lo supieras, que sepas que eres especial para mí.
Hasta nuestro próximo viaje.
                                                     La chica del abrigo verde”.


Bueno, hasta aquí la correspondencia, pueden ver las condiciones y comenzar a participar entrando aquí.
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