sábado, 2 de noviembre de 2013

Crónicas Marcianas - Ray Bradbury

Era una aburrida clase de Teorías de la Historia, en una pequeña aula donde hacía mucho calor y nadie prestaba atención, salvo uno o dos estudiantes que le hacían creer al profesor que su clase era buena. Yo, simplenmente me limitaba a quitarle y ponerle la tapa de la batería a mi viejo celular, haciendo ese ejercicio para no quedarme dormida sobre la mesa. A mi lado, mi compañera y amiga Valeria estaba en las mismas, tirando miradas cómplices conmigo y con otras chicas. De pronto, buscó en su mochila y sacó algo. Era un libro que hacía unos días le había visto y por el que rogué su préstamo. Ya lo había terminado de leer, lo había hecho en poco tiempo porque el libro la había absorbido de tal forma que no podía dejarlo. Según ella, era "flashero" y por eso le gustaba, porque ella era igual. Deduje que a mí me pasaría lo mismo, ya que no soy muy de andar con los pies sobre la tierra. El caso es que ese día me prestó ese dichoso libro. Era negro, estaba amarillento y olía a polvo y a viejo, ya que mi amiga lo había  encontrado entre las porquerías de su casa. El libro era éste:
y ya desde el título prometía mucho. Enseguida me puse  a leerlo, sin importarme que el profesor me viera totalmente fuera de sus explicaciones. Leí  sus primeras páginas, si entender muy bien de qué se trataba todo ese universo de colores y cosas voladoras de las que hablaba su autor. Miré de reojo a mi a amiga, "Te dije que era flashero", me dijo.  Paré la lectura cuando Valeria me palmeó el brazo y me señaló a una compañera que nunca me cayó muy bien: la chica me miraba casi con desprecio, no sé si por lo que leía o por dejar de lado la clase. La miré con cara de "lo que pienses me lo paso por donde ya sabés" y seguí leyendo. No entendía, pero eso duró poco, porque cuando subí al tren para volver a casa y continué con la lectura, Crónicas Marcianas me había atrapado. El viaje fue como los que se decribían allí, la gente, también.
Dos días después, llegaba al final del libro. Bradbury, su genial autor, me había enseñado de lo que era capaz el ser humano con sus semejantes y con su planeta, aunque hablara de Marte. Porque Crónicas Marcianas habla de Marte, pero en realidad habla de nosotros, de como el ansia de conquista y posesión destruye todo. Es, además, un durísima crítica al imperialismo norteamericano y al capitalismo, pero, repito, es una enseñanza sobre nosotros mismos, un perfecto reflejo.

"Nosotros, los habitantes de la Tierra, tenemos un talento espeecial para arruinar las cosas grandes y hermosas"


Desde este blog podrán descargarlo:
http://lahistoriadeldia.wordpress.com/2009/07/07/ray-bradburycronicas-marcianas-descargar-libro/

lunes, 21 de octubre de 2013

Blues de la calle Beale - James Baldwin

Paseando por el centro de mi ciudad, feliz por tener dinero fresco, me acerqué a la librería, una de las tres que hay. Cuando voy a la librería y  tengo dinero, me siento como si estuviera enamorada. Bueno, en realidad lo estoy, de los libros. Como últimamente los libros están cada vez más caros y las vidirieras pobladas de ejemplares que "escribieron" diversos "artistas" o "políticos" (perdón por el uso excesivo de comillas, pero es que son tan poco creíbles en sus funciones que bueno...) ni me molesto en entrar, me quedo afuera, hurgando las cajas de descarte, mendigando literatura. La mayoría de las veces, entre un montón de guías de viajes del año 1970 y recetas de cocina de Doña Petrona, he encontrado verdaderas joyitas, la mayoría desconocidas y amarillentas, con olor a polvo. Ésa vez no fue la excepcion y encontré esto:
Claro que esta vez no era desconocido para mí. Ya "le había echado el ojo" hacía como un mes atrás cuando, para agravar mi masoquismo, me había perdido buscando libros en el mismo lugar SIN UN CENTAVO ENCIMA. Lamenté no poder comprarlo y me fui. Pero había regresado y tenía dinero para comprarlo a él y a otras cosas. 
Pese a que tenía que estudiar no me resistí y en dos días lo leí. 
La historia es conmoverdora por su sencillez y la verdad que cuenta. Narra en priemra persona el amor de una chica por su novio. Simple. Pero no es cualquier noviazgo ni son persona scualquieras. Son negros. Negors en Estados Unidos, en plena época de aceptación por parte de los blancos. Han sufrido la discriminación por años, ellos y sus antepasados y no es que estén acostumbrados, sino resignados a vivir y protagonizar injusticias. Clementine es ella y Fonny es él. Se criaron juntos en un ambiente complicado, se enamoraron y cuando van forjándose su futuro juntos, él es apresado por un delito que no cometió. Y ahí comienza la aventura por superar obstáculos, ya no ellos dos juntos, sino con sus familias y...el bebé que se anuncia. 
Es una hermosa historia sobre la lucha de los negros, los pobres, los que no tuvieron suerte en un país de oportunidades. 
Vale destacar que el autor, James Baldwin, era negro y que vivió en carne propia las diferentes situaciones que describe en su novela.

Lamentablemente no pude encontrar el libro digitalizado, y por ser una edición super vieja, creo que tampoco se puede conseguir en librerías. Sí lo vi en sitios de venta en intrnet, tanto en castellano como en inglés. 



domingo, 22 de septiembre de 2013

Crónicas del Ángel Gris - Alejandro Dolina

Lo importante para poder ubicarnos y entender una obra, es saber el contexto, por eso, comienzo esta entrada con la imagen de la estación de Flores, barrio de Buenos Aires. Y digo que lo importante es ubicarnos en el lugar porque este libro, Crónicas del Ángel Gris, se desarrolla íntegramente ahí, en Flores. Este libro, y todos los que le siguen. Uno termina encariñándose con ese lugar aunque no haya ido nunca. Y es que, a la larga, termina conociendo cada calle y cada esquina de esa ciudad-barrio.
Este libro llegó a mis manos cuando apenas tenía 15 años y muchas ganas de viajar por ahí, aunque fuera en mi imaginación. Mi padre me lo dejó sobre la mesa de luz, lo compró mas que nada para calmar el fanatismo creciente de su hija por Alejandro Dolina.
Cuando lo abrí y comencé a leerlo, mucho no entendía. Después, todo fue relacionándose, cada palabra fue atándose con otra hasta que mi cabeza entendió, y con el paso de los años y de las releídas, memorizó, cada historia de Flores.
Pero comencemos explicando bien. Flores el escenario de un sinfin de historias ficticias, en las que viven y sueñan un grupo de personajes bohemios con mala suerte en todo, pero principalmente en el amor, y eso es lo que mas les duele. Supuestamente, por este barrio se pasea un ángel, un ángel triste como ellos, el Ángel Gris, cuyo “poder” y única función, es la de repartir sueños. Pero no los sueños que soñamos despiertos, sino esos sueños que soñamos cuando apoyamos nuestra cabeza sobre la almohada, esos sueños que muchos ni recuerdan cuando despiertan. Entonces las historias se van enlazando, historias de amores, de sociedades disparatadas, de fiestas, de fantasmas, de músicos locos, todas ellas con estos personajes tristes y melancólicos y el ángel.

LA DECADENCIA DELA AMISTAD.

Muchos pensadores han creído notar que, en estos tiempos, la amistad es mas un tema de conversación que una actividad concreta. Por cierto, es relativamente fácil encontrar personas dispuestas a componer canciones sobre los amigos. En cambio es bastante dificil conseguir que esas mismas personas le presten a uno dinero. Según parece, el sentimiento amistoso se halla en decadencia. Todos los dias uno tropieza con canallas que lejos de preocuparse por la escasez de amigos, se jactan de ella. -Yo, amigos, lo que se dice amigos, tengo muy pocos, o ninguno- nos gritan en la cara . Y no advierte que el sujeto esta esperando que lo feliciten por semejante hazaña. En los años dorados de Flores, cuando alcanzaban su apogeo la comprensión, la poesia y el juego del codillo, también existian enemigos de la amistad que preocupaban a los Hombres Sensibles. Manuel Mandeb, el metafisico de la calle Artigas, colecciono algunas de sus obtusas opiniones en un opúsculo titulado maliciosamente Los amigos. Como ya es costumbre, transcribimos algunos párrafos. "... La amistad debe nacer en la juventud o en la infancia. Nuestros amigos son aquellos que aprenden junto a nosotros o, mejor todavia, los que viven aventuras a nuestro lado. Y por lo general, la gente aprende y vive aventuras en la juventud. Después casi todo el mundo consigue algun empleo en casas de comercio y ya resulta imposible adquirir conocimientos nuevos o pelearse con una patota. "...A los once o doce años, uno empieza a hartarse de la familia y encuentra que los muchachos de la esquina son mucho mas divertidos que el tio Jorge. Du- rante mas o menos una decada nadie estara mas cerca de nuestro corazón que esos muchachos. Y si uno quiere aprovisionarse de amigos, debe hacerlo en ese periodo. Despues sera demasiado tarde..." Segun se aprecia, el criterio de Manuel Mandeb es interesante y tal vez verdadero. Sucede que en cierto momento de la vida uno descubre que esta rodeado de extraños: compañeros de trabajo, clientes, acreedores, vecinos y cuñados. Los amigos de verdad están lejos, probablemente encerrados en circulos parecidos. Algunos empecinados insisten en cultivar amistades nuevas. Los matrimonios maduros se visitan mutuamente y desarrollan palidas parodias de la amistad verdadera: se cuentan una y otra vez episodios antiguos, vividos con los amigos viejos, que ya no estan. Cuando uno es joven no cuenta historias a sus amigos:las vive con ellos. A pesar de estas sabias reflexiones de Mandeb, existio en Flores una agencia destinada a ofrecer amistad a los solitarios. Fue la celebre Proveeduría de Amigos de Ocasión. Sus fines de lucro eran innegables. Todavia hoy se recuerda su 'slogan' publicitario: "Tenga un amigo desinteresado. Páguelo en cuotas". Con solo acercarse al mostrador, el cliente ya notaba un clima amistoso y amplio. Los empleados sabían como atacar. -Buenas tarde. No sabes lo que me hizo esta mañana la bruja de mi mujer. Y a los treinta segundos uno se sentia entre amigos. Despues, entre palmadas, guiños, pellizcones y confidencias, los comerciantes iban mostrando el amplio catalogo de la proveeduría. Tenian amigos silenciosos, dispuestos a escuchar cincuenta veces la historia de una operacion. Amigos complacientes, siempre amables y elogiosos. Amigos efusivos que saludaban con abrazos y se despedian a los gritos. Amigos divertidos, ruditos en cuentos picantes y expertos en bromas pesadas. Tambien se prestaba un servicio un tanto oneroso, especialmente para personas encumbradas. Consistia en el alquiler de una cohorte de adulones que acompañaban al cliente a todas partes, se reian de sus chistes, aplaudian sus ocurren- cias y suscribian con entusiasmo cualquiera de sus pensamientos. Precediendo a esta comparsa, solia marchar un corneta, que abria la puerta de los bares y asomando la cabeza gritaba: -¡Ahí viene el doctor Del Prete...! El trabajo se hacia tan bien, que muchos de los contratantes ya no podian prescindir de el nunca mas. Muchos profesionales del barrio extinguieron su fortuna pagando este servicio de la agencia. Un asunto que molestaba a los clientes era el rigor de los Amigos de Ocasion en sus horarios. Cuando vencia el plazo estipulado, se termianaba la amistad. Sin saludar, los contratados daban media vuelta y se iban, muchas veces interrumpiendo una carcajada o librandose bruscamente de un abrazo fraternal. Sin embargo, hay que admitir que algunos aspectos del funcionamiento de la proveeduria eran bastante nobles. Por ejemplo, la Sección Niñospermitia que los padres eligieran a los amigos de sus hijos, sin correr riesgo alguno. Para ello se contaba con un numeroso plantel de chicos e incluso enanos, adiestrados en diferentes actitudes. Segun el gusto paterno, podian encontrarse pibes atorrantes para avivar a los pequeños pelandrunes, niños estudiosos para estimular a los adoquines, y criaturas educadas y juiciosas para serenar a los mas piratas. Desde luego, no pudo evitarse que muchos chicos se resistieran a la decision de los padres. Asi se oian con toda frecuencia en Flores frases como esta: - Camine a jugar con los amiguitos que le alquilo su padre, caramba...! Asimismo existia un departamento para Damas, con un amplio surtido de chimentos. Algunos malintencionados decian que las mujeres no contrataban amigas, sino enemigas, pero ese es otro asunto. El fracaso mas estruendoso fue el de la seccion Amistades Mixtas. Nada cuesta razonar que los caballeros que solicitaban amigas escondian casi siempre otras intenciones. No se espante el lector pensando que nos internaremos en un tema tan manoseado como el de la amistad entre la mujer y el hombre. Vale la pena - eso si- recordar lo que dijo Manuel Mandeb a una amiga suya, tal vez alquilada en la proveeduria. -Vea. Yo puedo ser su amigo si usted quiere. No tratare de seducirla ni me pondre romantico ni le hare propuestas indecorosas. Pero sepa que yo necesito que exista un amor potencial. Me resulta indispensable que exista una posibili- dad en un millon de que algo surja entre nosotros. Le aclaro que es probable que si se da esa circunstancia yo salga corriendo. Pero es unicamente en vir- tud de esa remotisima chance que yo estoy aqui oyendo su conversacion como un imbecil. Los Hombres Sensibles nunca fueron buenos clientes de la agencia Amigos de Ocasion. Quiza porque sus presupuestos eran muy humildes. O a lo mejor porque les gustaba que los quisieran gratis. En cualquier caso, los muchachos del Angel Gris tenian un criollo pudor en estas cuestiones. Para ellos andar declarando publicamente el grado de amistad que sentian por alguien era cosa de afeminados. Manuel Mandeb pasaba largas horas en la esquina de Artigas y Moron fumando con Jorge Allen, el poeta. Muchas veces ni se hablaban. Se contentaban con saber que el otro estaba alli. Ya en su ultima etapa, la proveeduria empezo a ofrecer viejos amigos. En un principio la idea consistia en rastrear -a pedido del cliente- el paradero de personas ausentes y lejanas. Pero como advirtieron que la tarea era demasiado complicada, resolvieron que era mas facil inventar antiguas amistades que rescatarlas del pasado. Se preparo entonces un magnifico grupo de viejos mentirosos que ante la entrada de algun candidato de cierta edad, fingian reconocerlo y le soltaban cuatro o cinco recuerdos para ir tomando confianza. Esta seccion trabajaba mucho en las cenas anuales que suelen realizar los ex- alumnos de los colegios. Su mision consistia en ir reemplazando a los fallecidos y mantener siempre firme la concurrencia. Asi, en cierta reunion de egresados del Colegio Nacional Nicolas Avellaneda, promocion 1921, se dio el curioso caso de que ninguno de los asistentes habia pisado jamas ese establecimiento, lo que no les impidio evocar a profesores, reirse de pasadas travesuras y brindar por encuentros futuros. Con el tiempo, la actividad de la agencia fue amenguando. Contribuyo a este hecho cierta mala prensa que siempre tiene la amistad entre los espiritus escepticos. En Flores, y en todos los barrios, se contaban leyendas sobre las traiciones de los amigos y sobre las ventajas de la soledad. Todavia en nuestro tiempo hay personas que se complacen en declarar que los perros son mas leales y sinceros que los humanos. Cabe sobre esto una pequeña reflexion. Tal vez sea cierto que los perros no traicionan. Pero esto no es en realidad una virtud del animal. Ocurre simplemente, que la modica organizacion mental del perro le impide realizar procesos tan complicados como una estafa. Es decir: los perros no pueden traicionarnos, por la misma razon que no se les permite escribir novelas. Hoy cuando ya no existe la Agencia Amigos de Ocasion, vale la pena preguntar- se si no sera necesario inventar algo para reemplazarla. Sera dificil, desde luego. Nadie podra rescatar a los amigos perdidos. Poco podra hacerse para librarnos de los desconocidos que llenan nuestro tiempo. En todo caso, cada uno de nosotros debera cuidar lo poco que tenga. Sin com- poner canciones ni escribir poemas. Se trata unicamente de sentarse un rato en la vereda o de matear en silencio con los que estan mas cerca de nuestro espiritu. Si uno no tiene ya a los de antes, cabe decir que tal vez existen en el mundo amigos viejos a los que todavia no conocemos. Yo mismo, las otras noches resolvi salir de mi encierro y lleno de ilusiones me encamine a cierta esquina que conozco. Tenia ganas de fumar en silencio junto a tres o cuatro sujetos que se estacionan en ese lugar. Pensaba ademas cosechar algun guiño amistoso despues de estos años en que estuve tan ocupado. Pero algo raro debe haber sucedido, porque no habia nadie. 


Esta es una pequeña muestra de las historias que llenan este libro maravilloso, del que por lo menos yo, me enamoré y al que siempre vuelvo, porque son de esos que se pueden leer hasta de atrás para adelante. O sea, que es una gran compañía.
Olvidé decir que todo tiene su toque de humor y también de nostalgia, porqué no.
Otro relato que me gusta mucho es “Refutación del regreso”, muy recomendable para aquellos que vivimos pensando en el pasado y quisiéramos volver.
Y ya para finalizar, les dejo el link donde pueden leer más. Lamentablemente, no encontré el libro ocmpelto, solo selecciones, pero se puede conseguir en cualquier librería y su precio no es muy elevado. Si tienen cerca alguna feria de libros usados también seguramente se puede conseguir allí, ya que tiene muchas ediciones.


Espero que lo disfruten!

domingo, 15 de septiembre de 2013

Espantapájaros - Oliverio Girondo

Casi siempre, y por lo menos en mi caso, los libros que leo son seguidos por mí durante muchos años, hasta que los consigo y los leo de un tirón, extasiada por aquello que tanto deseé. Algunas veces he trrminado llorando, aplaudiendo al autor, o completamente desilusionada. En el caso de Girondo, uno termina muerto de risa.
Fue cuando tenía 13, o 14 años. Mi mejor amiga me prestó unos libros de su padre, que ya de adulto estaba terminando la escuela secundaria. Eran libros pequeños, que regalaba el gobierno de turno, con fragmentos de libros de autores nacionales y extranjeros. Al parecer, el objetivo de la colección  era que el alumno "se enganchara" con algún fragmento y después leyera el libro competo. Claro que...nadie se acordó de facilitar el acceso a ese libro, y eso me pasó a mí. Allí estaba Espantapájaros 21:

Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero.
Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas: “Pescado frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura.


A mi edad, leer ese texto plagado de insultos elegantes y super creativos, fue el anzuelo para que buscara a Girondo por todas partes. Pero no estaba, nadie lo tenía. Y me quedé con eso, con Espantapájaros 21 una y otra vez.
Pero claro, un día llegó internet  a mi casa. Un mundo para descubrir el mundo, hasta que "me avivé" que se podían leer o bajar libros. La vista se me cansaba rápido y dejé la tecnología para más adelante, conformándome con los libros en papel que llegaban  a mis manos.
Después apareció el teléfono Android y la posibilidad de leer por allí. Y entonces, lo busqué. Me llevó bastante tiempo encontrarlo, pero di con el libro entero. Al fin pude leer a mi Girondo querido, tan sarcástico, y a la vez, tan profundo. Leí Espantapájaros, me falta su otra obra cumbre, "20 Poemas para ser leídos en el tranvía" , que pronto llegará a mis ojos y  a mi alma y también  a ustedes, cuando les comente sobre ella.
Aquí les dejo el link para descargar el libro, para que no pasen lo que yo pasé, porque la penuria de buscar y no encontrar un libro, es desesperante, es el alma que pide ese alimento y no se lo podemos dar.



Primera entrada dedicada a Alfonsina.

Era muy pequeña cuando supe de ella, y quizás por ser tan pequeña, su historia me conmovió. Una poeta que moría casi en su ley, una mujer triste que decidía dormir en el mar para siempre. Para una criatura, saber que una mujer que escribía poemas de amor, se suicidó metiéndose en el mar hasta que este la cubrió, es muy impactante. Por eso toda mi vida esta mujer me ha seguido como una sombra.
Su nombre era Alfonsina Storni, nombre raro si lo hay. Era argentina aunque era suiza, y digo así  porque nació en Suiza pero creció, vivió, amó y murió aquí. 
Según nos dicen, nació el 29 de mayo de 1892 en Sala Capriasca, y decidió ponerle fin a su tormento de amor el 25 de octubre de 1938 en Mar del Plata. 
Voy a decir, de manera sincera, que nunca leí un libro suyo, sencillamente porque nunca tuve la suerte que alguno llegara a amis manos, pero sí poemas sueltos, esos cargados de amor, pasión, y dolor, mucho dolor. 
Para que la vayan conociendo, les dejo el link de una página que ha hecho una muy buena selección de sus poemas, y para los que ya la conocen, los invito a seguir deleitándose con ella.

Hice el libro así:
Gimiendo, llorando, soñando, ay de mí.

Mariposa triste, leona cruel,
Di luces y sombra todo en una vez.
Cuando fui leona nunca recordé
Cómo pude un día mariposa ser.
Cuando mariposa jamás me pensé
Que pudiera un día zarpar o morder.

Encogida a ratos y a saltos después
Sangraron mi vida y a sangre maté.
Sé que, ya paloma, pesado ciprés.
O mata florida, lloré y más lloré.
Ya probando sales, ya probando miel,
Los ojos lloraron a más no poder.
Da entonces lo mismo, que lo he visto bien,
Ser rosa o espina, ser néctar o hiel.

Así voy a curvas con mi mala sed
Podando jardines de todo jaez.

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