domingo, 15 de septiembre de 2013

Espantapájaros - Oliverio Girondo

Casi siempre, y por lo menos en mi caso, los libros que leo son seguidos por mí durante muchos años, hasta que los consigo y los leo de un tirón, extasiada por aquello que tanto deseé. Algunas veces he trrminado llorando, aplaudiendo al autor, o completamente desilusionada. En el caso de Girondo, uno termina muerto de risa.
Fue cuando tenía 13, o 14 años. Mi mejor amiga me prestó unos libros de su padre, que ya de adulto estaba terminando la escuela secundaria. Eran libros pequeños, que regalaba el gobierno de turno, con fragmentos de libros de autores nacionales y extranjeros. Al parecer, el objetivo de la colección  era que el alumno "se enganchara" con algún fragmento y después leyera el libro competo. Claro que...nadie se acordó de facilitar el acceso a ese libro, y eso me pasó a mí. Allí estaba Espantapájaros 21:

Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero.
Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas: “Pescado frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura.


A mi edad, leer ese texto plagado de insultos elegantes y super creativos, fue el anzuelo para que buscara a Girondo por todas partes. Pero no estaba, nadie lo tenía. Y me quedé con eso, con Espantapájaros 21 una y otra vez.
Pero claro, un día llegó internet  a mi casa. Un mundo para descubrir el mundo, hasta que "me avivé" que se podían leer o bajar libros. La vista se me cansaba rápido y dejé la tecnología para más adelante, conformándome con los libros en papel que llegaban  a mis manos.
Después apareció el teléfono Android y la posibilidad de leer por allí. Y entonces, lo busqué. Me llevó bastante tiempo encontrarlo, pero di con el libro entero. Al fin pude leer a mi Girondo querido, tan sarcástico, y a la vez, tan profundo. Leí Espantapájaros, me falta su otra obra cumbre, "20 Poemas para ser leídos en el tranvía" , que pronto llegará a mis ojos y  a mi alma y también  a ustedes, cuando les comente sobre ella.
Aquí les dejo el link para descargar el libro, para que no pasen lo que yo pasé, porque la penuria de buscar y no encontrar un libro, es desesperante, es el alma que pide ese alimento y no se lo podemos dar.



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