Desde hace un tiempo que tengo un problema que sé que crecerá y que me
traerá problemas: no estoy manejando bien el temita de la ira. Antes era muy
tranquila, raramente me enojaba y más raramente aún, me enojaba tanto como para
pegar dos o tres gritos y un portazo. Recuerdo situaciones muy especificas en
las que estallé. Pero desde hace más o menos un año a hoy, el enojo es parte de
mis días y la ira, también. Siempre digo que escribir ayuda mucho y lo tengo
comprobado, pero a mí me resulta cuando estoy triste. Siento alivio, como que
comparto mis penas con aunque sea un pedazo de papel y ya me siento un poco
mejor. Pero cuando estoy llena de rabia, sé que ningún papelito me parará. Es
más, el papelito puede convertirse en decenas de papelitos más pequeños y volar
por ahí y ser pisoteados. Quizás sea “la adultez”, porque convengamos que los
adultos somos los que tenemos más derecho a enojarnos, nos pasan cosas
difíciles y si nos enojamos la gente no nos ignora, en cambio cuando sos
pequeño, por más berrinches que hagas y te tires al piso y patees
juguetes, la gente te mira y sonríe y dice “uy, se enojó el nene”.
No sé porqué será, y esta
es la primera vez que siento enojo y me puse a escribir, a ver si así abro un
canal y puedo empezar a desahogarme también de esta forma (es muy filosofía
hindú esto de abrir canales, pero me viene bien la metáfora). También, convengamos
que últimamente suceden cosas que permiten nuestra ira vea la luz. La
burocracia, por ejemplo, haciendo que la búsqueda de un trabajo consista en
rellenar formularios y que siempre te falte uno, y que empleados aburridos te
manden de un sitio a otro para que luego, otro empleado más aburrido te diga
que nada de lo que hiciste te sirve porque el puesto ya está cubierto. O, como
me pasó a mi, para que te digan que tu título no sirve y que te enteres dos
días después que otra persona que tenía el mismo titulo que vos, SÍ consiga el
trabajo. Eso saca lo peor de uno, el acomodo, la chupada de medias y
otras cosas, por un laburo que vos querías y deseabas conseguirlo y hacerlo
como se debe. A eso se suman las noticias nuestras de cada día, con tipos que
entierran animales vivos, o matan niños. O el colectivo que se atrasó, el tren
que cancelaron y vos esperando una hora, dos horas, en medio del frío y el
viento, usando para entrar en calor a tu ira que crece y crece. Ni hablar, en
estos días y en Argentina, de la constante y casi acosadora manera que han
empleado los candidatos a la presidencia y otros cargos para convencerte de que
los votes. Por todos lados, en todos los papeles, carteles, canales, radios,
videos de internet, páginas, publicidad en redes sociales, mensajes de texto y
whatsapp, llamadas telefónicas…Todo eso con música de fondo, la música
del agua que crece e inunda barrios y ciudades mientras te siguen
pidiendo que los votes, que seguirán trabajando o que destruirán lo hecho. Eso
saca lo peor de uno, hace que odies con tu alma a cada tipo que te diga “¿A
quién vas a votar?” NO SÉ PELOTUDO, HABLEME DE OTRA COSA.
Siguiendo con mi temita
del manejo de la ira, les cuento que la última vez que pisé la universidad fue
para presentar un trabajo grupal para el cual mis compañeros no estudiaron y
armaron un gran papelón. Mi ira estaba a punto de estallar frente a todos,
vamos, que los quería estrangular delante de la universidad entera, pero me fui
y no les hablé más y para completar el ataque de ira, una vez que llegué a mi
casa, incendié todas las copias y casi prendo fuego una cortina. Otro día mandé
a la mierda a mi vecina porque tiene la costumbre de poner la música en modo
destrucción de ventanas, y hace un tiempo me peleé con toda Telefónica porque
me habían aumentado la factura. A cualquier le contesto mal, el celular sabe
los golpes que le he pegado, y sé que si me ponen delante a mi ex mejor amiga
sería capaz de arrancarle las cejas. Entonces, la pregunta es: ¿por qué ya no
puedo manejar la ira? Me dirán que vaya a un analista pero esas cosas me sacan
de quicio también. Entonces, lo mejor sería un psiquiátrico y les digo que sí,
que la verdad es que a veces siento que estoy enloqueciendo. Pero que también
ceo que la gran mayoría de la gente (y digo gente para no decir sociedad,
porque la sociedad incluye a todos, y eso no sería justo para las personas que
no tienen los mismos problemas mentales que yo), tiene problemas más graves con
la ira, se agarran a trompadas por un partido o por un roce entre autos, de la
nada sacan una pistola y disparan….Tendría que haber hospitales psiquiátricos
en cada esquina, y creo que faltarían. No sé si la culpa del mal manejo de la
ira la tiene uno mismo, o todos, o si las culpas son compartidas. Tampoco sé si
escribir sobre esto me ayuda a mí, o quien lo lea, o por el contrario, siembra
más ira.
Ustedes, si aun no tienen
problemas con ella, al menor indicio sepan frenarla, sepan calmarse a tiempo,
no dejen que entre una vez en sus vidas, les aseguro que es muy difícil pararle
los pies. Y si ya está con ustedes, hagan también la prueba de escribir, de
contar hasta diez, de dejar que se disipe y que se les aclare el
pensamiento.
WOW... No se si te servirá de algo, pero tenés razón. Todo lo que vas contando es tal cual, un verdadero desastre. Y por otro lado coincido en que la ira es un mal de la adultez, una especie de síntoma que acarrean todas esas responsabilidades que nos terminan presionando. Así sea por nuestro propio bien que llevamos a cabo las cosas siempre hay algún escoyo y la sociedad es el catalizador perfecto para estallar. Obviamente la idea es no hacerlo, conservar la cordura. Ya es sano que lo hayas contemplado.
ResponderEliminarEn fin, saludos y un gusto conocer tu blog como dije antes.