Hola a todos. Hoy he decidido retomar esta sección del blog para rendirle
un pequeño homenaje a un escritor que quise y quiero mucho, y que hoy, 13 de
abril, falleció. Se siente un poco raro escribir sobre él hablando en pasado, porque
ya no está, pero él merece y yo, egoístamente, necesito mencionarlo aquí. No sé
si podré darle un toque muy biográfico a esta entrada, más bien expresaré todo
lo que siento y me hizo sentir con sus palabras tan bien elegidas y escritas.
Galeano fue un gran escritor que supo darle a cosas cotidianas, simples,
y a menudo trágicas, un toque de magia y de identificación con nuestras raíces
más profundas que nos atan a esta tierra en la que nacimos y a la que amamos y
a la vez aborrecemos. Supo arrancarle a cada historia latinoamericana su “bastardez”
y su marginalidad para presentarlas con orgullo y para que supiéramos sentirnos
orgullosos.
Mi primer contacto con él fue, como muchos contemporáneos míos
argentinos, en la escuela secundaria. Un buen profesor de literatura con buen gusto nos acercó fragmentos de “Memoria
del fuego”. Si bien era, como todo en la escuela, una lectura obligada, sus
explicaciones ayudaron a entender (por lo
menos a mí) lo que Galeano pretendía transmitir: no sólo leyendas de la tribu
tal o cual, sino el sentimiento de aquellos primeros originarios, su
cosmología, y nuestros parecidos con ellos a pesar de estar tan lejos en el
tiempo.
Lo que supe de Galeano, tiempo después de finalizar el colegio, fue a través de sus citas o pequeños fragmentos
de relatos, hasta que cayó a mis manos “Los hijos de los días”. Me pareció
maravilloso un libro que tuviera una pequeña historia para cada día y que no
parecía un libro de autoayuda como los que tenía mi tía (que está llena de
libros “de pensamientos positivos” para cada día) Esto era distinto, una historia
real y bella para cortar un día malo y de rutina. Después apareció “El libro de
los abrazos” libro entrañable desde su título hasta su última página. Galeano lo
escribió entre tres costas: la de Montevideo, la de Buenos Aires, y la de
Cataluña. Su exilio huyendo de la dictadura uruguaya, lejos de traerle pesares,
lo conectó al seno de la cultura española más vapuleada, encontrando allí también,
en el país conquistador, “venas abiertas” como en la propia América.
Después, debo confesarlo, no leí más nada. Me quedé con esos, con los que
más me gustaron y me llegaron, aunque nunca perdí las ganas de leer todo su
material. Estoy segura que pronto lo leeré, más ahora, que una sabe que él ya
no está y por lo tanto, aunque no lo haya conocido personalmente, lo extrañará.
Comparto algunas frases de sus libros:
Quien no se hace el vivo va muerto. Estás obligado a ser jodedor o
jodido, mentidor o mentido. Tiempo del qué me importa, el qué le vas a hacer,
el no te metás, el sálvese quien pueda. Tiempo de los tramposos: la producción
no rinde, la creación no sirve, el trabajo no vale. En el Río de la Plata,
llamamos 'bobo' al corazón. Y no porque se enamora: lo llamamos 'bobo' por lo
mucho que trabaja.
-El libro de los abrazos.
El
poder es como un violín. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha.
-Días y noches de
amor y de guerra
La
división internacional del trabajo consiste
en que unos países se especializan en ganar y otros en perder.
-Las venas abiertas de América
Latina
También les comparto un relato de “Los hijos de los días”.
Febrero 11
No.
Mientras nacía el año 1962, una desconocida
banda musical, dos guitarras, un bajo, una batería, grabó en Londres su primer
disco. Los muchachos regresaron a Liverpool y se sentaron a esperar. Contaban
las horas, contaban los días. Cuando ya no les quedaban uñas por comer, un día
como hoy recibieron la respuesta. La Decca Recording Company les decía,
francamente:
No nos gusta su sonido.
Y sentenciaba: Las bandas de guitarras están desapareciendo.
Los Beatles no se
suicidaron.
Interesante entrada. Por último la frase es muy razonable.
ResponderEliminarSaludos!!!
Interesante entrada. Por último la frase es muy razonable.
ResponderEliminarSaludos!!!
Galeano es una parte importante del porque de mis valores y creencias. Horas antes de tener que ir a votar es bueno siempre recordarlo, me afirma mis decisiones... Con fragmentos como "El Sistema/1" realmente logra hacerte sentir identificada en esta anomia que hay en nuestro país y en muchos otros de Latinoamérica.
ResponderEliminarBesos!